C9. La odisea mexican: relato de Fernando Blanco, 10km de Torreón (mex), 2010.

10km Victoria (8ava edición): Torreón, Coahuila, México. (http://www.milenio.com/node/561722)

Bueno amigos, aquí de regreso en nuestra querida Panamá después de haber participado en los 10k Victoria en la ciudad de Torreón- México.

Victoria es una marca del grupo cervecero Modelo, que también produce la famosa cerveza Corona por lo que el evento esta muy bien respaldado, según el organizador es uno de los mejores 10 k en México. 

Con un costo de inscripción de aproximadamente USD 12.00, recibiendo los participantes una muy buena bolsa con suéter NB, gorra, vaso, número y chip; y adicionalmente al término del evento participas en la rifa de una casa y un carro, que son los ingredientes para hacerlo masivo.  Al final 7,000 participantes fueron congregados en la fría mañana del 24 de octubre de 2010.

Pero la historia empieza unos días atrás, el día miércoles 20 de octubre la junta directiva del Club Corredores del Istmo, nos citaron para una reunión en la cual nos confirmaron la invitación por parte de los organizadores del evento para dos atletas los cuales éramos Jorge Castelblanco y mi persona.  Nos asignaron un viático de B/. 100.00 y nos informaron el itinerario del viaje, agradecimos el detalle y a preparar las cosas.

La primera sorpresa de este paseo fue que no salíamos el viernes 22 sino el jueves 21, así que tendría que acelerar las cosas pendientes para no tener tropiezos en el trabajo.  Efectivamente el jueves a las 8:50 p.m. salíamos hacia la ciudad de México llegando a las 12:30 de la media noche al D.F. 

La conexión hacia Torreón, ciudad donde se llevaría a cabo el  evento, era a las 7:50 a.m.  Y comienza Cristo a padecer, las sillas del aeropuerto tenían unos apoya brazos que no te dejaban acostarte, tenías que dormir sentado o preparar las costillas para lo que sería una larga noche.  Al inicio empieza uno a dormirse sentado, pero con el pasar de las horas es muy incomodo y con la pesadez del sueño y el frio termina uno acostado en el famoso sillón, no importa que te lastime las costillas, amén de que tienes que estar cuidando tu equipaje.  Por fin el amanecer y la agonía terminaba. 

Se veía ya el flujo de personas y procedimos con nuestra conexión, para una hora y media más tarde encontrarnos en nuestro destino final, la ciudad de Torreón.

Segunda sorpresa del paseo; después de una hora de haber llegado y estar esperando, nadie nos recogía en el aeropuerto como se había acordado.

Rossy quien había ido con nosotros, pero por cuenta propia, logro comunicarse con el Club Corredores del Istmo quienes contactaron al organizador para que nos rescataran del aeropuerto.  Y así fue, cerca de las 10:30 nos recogieron para llevarnos donde estaba instalada la organización, para después terminar en el hotel, cerca de medio día.  Ya me regresaba el alma al cuerpo, pues sabía que venía el almuerzo y luego a dormir para recuperarnos.

Tercera sorpresa.  Una vez terminado el festín de medio día en el restaurante del hotel, muy bueno por cierto, le indicamos al camarero que la cuenta la cargara a nuestra habitación.  Unos instantes después el camarero regreso y de una forma muy amable nos comunico que no había autorización para cargar cuentas del restaurante al cuarto

     

Ni modo pagamos en efectivo, pero ya me veía buscando un supermercado para comprar mi respectivo molde de pan, jamón y queso.  Eran cinco días los que íbamos a pasar en el hotel y con la primera cuenta de comida ya habíamos agotado un cuarto de nuestros viáticos y aunque teníamos reservas no íbamos a aguantar el tren.  Más adelante logramos hablar con el organizador y superamos este escollo, pues la invitación indicaba que boletos aéreos, hotel y comida, iban por cuenta de la organización.

 

Después de superar estos pequeños tropiezos, todo regresaba a la calma, así que procedimos a descansar y relajarnos para llegar al evento lo mejor posible.  El sábado fue un día de descanso total, tanto así que ni me acordaba ya del maltrato en el sillón del aeropuerto   El domingo día del evento, un bus nos llevo a todos los atletas invitados al punto de partida, el frio era tenaz, eran las 6:30 a.m. y soplaba una brisa que nos hacia tiritar,  El evento arrancaba a las 8:00 a.m. y le dije a Castelblanco, cuando sean las 7:30 empezamos a calentar. 

 

Y así fue, pero la espera por lo menos a mí, me había enfriado demasiado y por más que trotaba no me calentaba, sentía los dedos de los pies dormidos.  Al rato, Castelblanco comenzó a acelerar el paso y a realizar jalones para estar listo para la partida, le dije dale que a mí me falta un poco de calentamiento.  Cuando ya iba a realizar los jalones, llamaron a todos los atletas invitados a formación y me dije “Ni modo, voy a arrancar suave”, así que me coloque en la parte final del grupo.  Cinco metros detrás de nosotros, estaban las restantes 6,900 personas que componían el grueso del grupo.  Nos separaba un cordón humano que mantenía a raya a toda esta muchedumbre.  El tiempo pasaba y nada de la partida, las personas empezaron a aplaudir, luego a gritar improperios y por último presionaron tanto que rompieron la cadena humana que habían formado los asistentes de la carrera.  Ya no había separación de atletas élite de los demás, ahora era una masa humana con ganas de salir disparada del punto de partida, los improperios empezaban a subir de calibre y la empujadera era increíble. 

Llegó un momento en que parecía que la situación se podía salir de control, y de repente el disparo de partida.  De los gritos se paso a la serenidad y luego al ajetreo, empecé a pasar corredores y me coloque en un grupo que iba al paso que yo quería.  Esta vez eran unos juveniles, un cambio radical con respecto a mi última prueba, pero en esencia la misma lucha.  Eran dos juveniles del mismo club o escuela pues tenían el mismo tipo de suéter, antes del km 5 uno se quedó, esta vez no estaban marcados los kilómetros a lo largo de la carrera, solo había una alfombra en el km 5 que censaba el paso de los chips por este punto.

A esta altura veo a mi compañero Castelblanco, había salido con el pelotón de punta y equivoco su ritmo.  Lo animo, “Vamos Jorge, tómalo con calma”, se me pegó un rato pero vi como se quedaba, “Dale tu sí puedes” me animo él a mí. 

Pasamos por la alfombra que marcaba la mitad de la carrera y le pregunto al juvenil,  ¿Qué tiempo llevamos?  16:30 me dice, me alegre, pues íbamos a un paso con el cual mejoraría mi mejor marca en 10 Km en esta etapa de Máster, que era de 34min y algo de segundos. 

De repente, el juvenil aceleró, debemos estar llegando pensé, en un momentito me saco como 10 mts y seguía alejándose, también acelere pero no podía alcanzarlo, faltaba como un kilometro y me resigne a la posición que llevaba, pero manteniendo un buen paso para mi.

De repente veo a lo lejos la meta, el crono mostraba 32:50, hice mi último esfuerzo pero vi como pasaba al siguiente minuto, termine en 33:08 y nuevamente muy contento con un 8vo lugar en la categoría Máster.  Como referencia el primer lugar fue un mexicano con 28:45 y el primer Máster hizo 30 minutos con algo de segundos, imagínense el nivel.  No nos queda más que seguir entrenando y disfrutando.

Bueno compañeros hasta una próxima...

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